Lorena González Inneco, 2016
2 escritores: William Shakespeare y Miguel de Cervantes
4 siglos: 1616-2016
8 mujeres: Ofelia, Margarita, Cordelia, Lady Macbeth, Dulcinea, Maritornes, La Condesa Trifaldi y Dorotea
El paradójico IV centenario del fallecimiento de William Shakespeare y Miguel de Cervantes abrió durante este 2016 una cartografía importante de reflexiones, encuentros, exhibiciones, diálogos y muestras en todo el mundo. Para la Biblioteca Los Palos Grandes fue también un eje de conexiones que quería invitar a la celebración especial de un momento único para las letras universales y al que querían sumar una propuesta desde las artes visuales. Desde su trabajo creador, Isabel Cisneros fue invitada a establecer un norte frente a la palabra infinita de los escritores más importantes de la literatura de todos los tiempos. No fue un camino sencillo el asomarse por las fuentes y rendijas de aquel sinfín de palabras, imágenes, acciones, metáforas, personajes y lecciones ejemplares sobre la humanidad, el individuo, la sociedad, el poder, el bien y el mal, el ideal y la realidad… iconografías y emociones que han trascendido en un tiempo vivo por más de cuatro centurias, superando las rutas efímeras de un mundo plural, contradictorio y cambiante.
No obstante, las confrontaciones entre el ideal y la realidad sujetaron los devaneos de ese ser o no ser, de ese final sin principio, de esa coyuntura fuera del orden que estaba allí planteada, para que poco a poco surgiera la conexión más sencilla y genuina que podía establecerse entre la artista y esa apertura a participar en este proceso de representación. Fue así como se inició el camino que Isabel Cisneros exhibe en esta oportunidad y que fue estructurado desde su propia puesta en escena de la ficción, inspirada por grandes referentes de lo femenino, que navegan en estas páginas magistrales: un conjunto de personajes que se volvieron el núcleo de su acercamiento, ocho mujeres caracterizadas por una importante particularidad dramática dentro de la urdimbre literaria de cada autor.
En el caso de Shakespeare fueron la locura, la ingenuidad, el odio, el terror, la sensatez y el delirio del poder, los focos de atención extraídos de los personajes Ofelia (Hamlet), Margarita (Ricardo III), Cordelia (El rey Lear) y Lady Macbeth (Macbeth). De la cadena infinita de la obra El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes, nos encontraremos con la visión y la ilusión, el disfraz, el engaño, el humor, la independencia y la autonomía en figuras femeninas como Dulcinea, Maritornes, la Condesa Trifaldi y la increíble Dorotea (Micomicona).
La estrategia de visita planteada por la artista se enlazó con el término coloratura, forma musical que se ha usado como recurso en la música barroca para destacar el lucimiento de determinados roles femeninos dentro de la música operística. Extraídas de sus contextos, Cisneros ha extendido con estos personajes un acento similar a ese fragmento repetitivo, el cual en este caso es una convocatoria desprendida desde sus voces pero transfigurada por el universo de los propios enlaces visuales que han caracterizado su obra como un ejercicio donde destaca la traducción poética del afuera mediante la reestructuración formal de materiales y recursos diversos. En esta oportunidad también se abre a la facultad instalativa, generando una ambientación en el espacio museográfico donde colores, texturas, formas, tramas, palabras y disposiciones especiales dibujan los eslabones de un diálogo particular con estas mujeres tan actuales como ancestrales. Desde esta estrategia transforma el material literario y la referencia textil en un cuerpo expresivo, intercambio que se extiende para propiciar la reflexión y el contacto sensorial con la mirada de algún desprevenido y tal vez desocupado espectador.