En la búsqueda de flexibilidad y suavidad en las piezas, me propuse trabajar con “cerámica blanda”. No en el concepto común (cerámica cocida a baja temperatura) sino, contrariamente, llegar a la dureza de la porcelana pero trabajando las formas de manera que en formatos pequeño y con orificios se puedan entretejer, para armar piezas de muy diversas dimensiones (ya el tamaño del horno no limita) y con un movimiento muy libre, similar a de los textiles.
While I was in the quest for flexibility and softness in my pieces, I chose to work with ‘’soft clay’’. Not in the ordinary sense (baking clay with low heat), but achieving the hardness of porcelain, while at the same time working the shapes so that they can be interwoven in small formats and through holes, with the main objective of building pieces with diverse dimensions (the size of the oven is not a limiting factor anymore) and with a free movement, such as the one in textiles.
por Eduardo Planchart Licea
Revista Esteka, # 11, Pags. 14-5, Santiago, Chile, 2011
“La arcilla es un material noble que permite hacer lo inimaginable. Se endurece y la puedes ablandar al mojarla, y tienes muchos recursos para manipularla, taparla con plástico o con trapos, precipitar su secado, etc. En ese sentido la arcilla es muy rica como experimento escultórico”. (Isabel Cisneros, testimonio, 2011)
Para Isabel Cisneros la creación artística es una tendencia inherente a su modo de ser, que la identifica con sus raíces familiares. Al coser la cerámica, une dos artes milenarias como la textil y las artes del fuego. En piezas como Vellocino de Oro(2006), nacidas de la inspiración, el ingenio y la tenacidad, crea cada fragmento de esta piel mítica tejida a través de una imperceptible trama.
La artista crea elementos cerámicos que permitan la articulación de las obras, evitando la fricción entre sí, de esta manera incorpora círculos y esferas tridimensionales.
La transformación, el repliegue sobre el ser el cambio y la adaptación, son necesidades para sobrevivir; es ésta una de las metáforas que están presente en este lenguaje plástico. Transgrede así el lenguaje cerámico, llevando el material a sus límites, tal como es propio de la enseñanza de la Bauhaus y del arte experimental.
Así, en las Anémonas, esculturas creadas por la artista en 2006, transforma el barro en escultura a través de formas que parecieran imposibles de ser modeladas, quemadas y tejidas en cerámica. Al acercarnos a estas piezas, dominadas por la protuberancia y lo acuático, pareciéramos encontrarnos ante destellos de fondos marinos.
Lo orgánico se materializa en el lenguaje escultórico de Isabel Cisneros desde sus primeras obras en piezas de cerámica, donde lo utilitario y lo artístico se fusionan en jarras abombadas con cuellos estrechos, imbuidas en la cultura ibérica. A fines de los noventa crea las piscinas, que señalan la dirección de sus futuras creaciones. En ellas domina lo femenino, pues son especies de cálices plenas vinculadas a lo receptivo, a lo curvo, a la fertilidad y al útero donde personajes renacen lúdicamente en su interior. En la ornamentación externa domina a senilidad, la multiplicidad en rayas y puntos polícromos que irán surgiendo en su lenguaje plástico, para transmitir movimiento a sus mantos y asumir visualmente la ligereza de la tela.
La materialización de la fragilidad y la belleza orgánica de lo coralino es uno de sus logros, que llega al extremo de la sutileza en la serie Embebidas, 2008-2011. Materiales como cordones de nylon, adornos de lencería femenina, encajes, telas cosidas, replegadas y sumergidas en arcilla, son recubiertos en nuevas pieles. Ciertas Embebidas(C, 2008) fueron inspiradas en el arte del origami y realizadas en telas, para evitar que el papel se desmaterializara al sumergirse en la arcilla. Cada una de estas piezas se caracteriza por un clima intimista al ser sometida al calor del horno. La estructura se incinera y ardiendo desde su interior para renacer de sus cenizas, como lo haría el ave Fénix, ave mitológica que inspiró uno de los poemas más significativos de H. D. Lawrence.
El Fénix esta asociado a la renovación, a las pequeñas muertes y renacerás que invaden la existencia, es la permanente incineración del ser, para nacer a nuevos horizontes. Son piezas mínimas que develan la fragilidad que las origina, asumen la monocroma para atrapar atmósferas coralinas, y sus estructuras tubulares o huecas semejan exoesqueletos de insectos.
“Deseo transmitir textura y movimiento. Desde hace ocho años trabajo ensartando módulos pequeños, inspirados en la flexibilidad y economía de materiales… Las obras se fueron desprendiendo de su vocación abstracta de alfombras arrugadas y empezaron a animarse.” (Isabel Cisneros, testimonio, 2010)
