Isabel Cisneros y Pepe López

Lorena González inneco

El Nacional, 16 de junio 2013

En el período más reciente dos inauguraciones han abierto el campo de acción para la expansión de dos creadores de trayectoria que han logrado exponer una buena parte de sus investigaciones personales y consolidar la confrontación particular que los procesos, las ideas, las inquietudes los linderos del arte contemporáneo necesitan encontrar en la acción directa con el espacio museográfico, entorno definitivo que trazará los lineamientos certeros o abismales de un Proyecto que se delatará en la concreción real de las multiplicaciones sensoriales, críticas, conceptuales y/o formales dibujadas por las intenciones de un artista hacia las suposiciones del afuera. En el caso particular de la creadora Isabel Cisneros y del artista Pepe López, este encuentro resulta capital a la hora de dialogar sobre sus proyectos de creación. Ambos, desde sus particularidades reflexivas, se centran en pequeños gestos que se van ampliando, borde sinuosos de una realidad cotidiana que aprehenden y que multiplican hacia el infinito, siendo precisamente el encuentro con el espacio museográfico, e incluso con los desbordamientos formales que sus prácticas acumulativas y dinámicas pueden generar en ese mismo espacio, uno de los puntos más impactantes que han rondado desde siempre la materia dialogante de sus distintas poéticas visuales.

Para Pepe López fue la convulsa ciudad de Caracas y esa suerte de transformación metafórica de un detritus que desde hace un tiempo viene explorando en cada una de sus obras e instalaciones el punto fundamental de su trabajo. En la Galería Artepuy se puede apreciar hasta comienzos de agosto la individual que, con el nombre Geometría 4 en kilo, reúne instalaciones elaboradas in situ por el autor. Allí los rastros de una urbe en transformación constante se desplazan por las paredes de la sala, proyecciones ideales concretas que tomando sus matrices de los planeamientos virtuales de Google Maps y otras redes sociales se trasladan con un movimiento inusitado e invaden el espacio. Al alterar las características del cartón mediante la manipulación e inserción de otros materiales, López siembra nuevas vicisitudes desde las marcas de los uso cotidiano del afuera. Un traspaso entre la geometría, el desplazamiento urbano, el caos y la proyección idealizada de las complejas realidades de la ciudad de Caracas

En el caso de Isabel Cisneros, es la a Galería D’Museo que está ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, donde hasta el 14 de julio se presenta su individual Ablandando hasta el agua. En este ejercicio casi inédito en la obra textil venezolana, la artista traslada los esquemas iniciales de estructuras desarrolladas en otros medios, y remoza con acuciosa actualidad aquellos caminos que le otorgaron un lugar representativo dentro de la cerámica contemporánea del país. Ahora, las volumetrías expresivas de la quema se deslizaron hacia las consideraciones visuales del material textil, un riesgo espacial que pronunció las posibilidades de la artista al reavivar sus inquietudes desde otras perspectivas. Desde preocupaciones internas por una ciudad en conflicto, reconstruyó el recorrido sensible de botones, arandelas, gafetes, cierres telas tornasoladas y pliegues. Para Cisneros fue la dureza de los tiempos que vivimos el motivo principal de este ablandamiento, suavidad que surge como testimonio y levedad luego de la tormenta, pericias de una tela que se amplía y se metamorfosea frente a las azoradas demandas de un contexto sórdido y disperso.

Isabel Cisneros esculpe obras de arte con telas multicolores

Carmen Victoria Méndez 

El Nacional, 7 de junio 2013

Algunas telas aportan volumen por sí mismas; otras, al plancharlas, adquieren las características de un papel para hacer origami. Isabel Cisneros propone una investigación de los materiales textiles para crear obras de arte contemporáneo en su individual más reciente, titulada Ablandando hasta el agua.

La exhibición reunirá 14 piezas en la galería D’Museo a partir del domingo.

Aunque se trata fundamentalmente de esculturas blandas, algunas terminaron transformándose en dibujos, por las características de las telas empleadas.

Hace varios años que Cisneros, ceramista de formación, decidió experimentar con materiales de costura. Lo hizo motivada por las limitaciones que tienen las artes del fuego en cuanto a disponibilidad de materiales.

Todavía hago cerámica. No lo puedo dejar, pero con las telas tengo la libertad del color y la liviandad que no me da la arcilla. La cerámica me apasiona pero siempre tengo la restricción del peso, la fragilidad y lo lento que es la producción de una pieza.

Las referencias de la artista a la hora de crear con telas son dos colombianas: Olga Amaral y María Fernanda Cardoso. Ha observado cómo manejan el espacio, la repitencia y las secuencias. El resto le viene dado de su propia formación como escultora y por la opacidad, brillantez, translucidez, liviandad, densidad o plasticidad que caractericen el tejido elegido en la mercería. Cisneros presenta, entre otras obras, un volumen en forma de flor elaborado con conos cosidos y organizados en columnas, hechos a partir de una malla que se emplea en la fabricación de calzados deportivos.

Con el paso de los años me ha ido gustando más ir probando materiales, ver cómo los puedo transformar en otras cosas para las que no estaban pensados.

Una de las piezas más llamativas es una instalación de 17 gallos hechos con cierres de colores. La artista mantuvo como referencia cromática la lata de aceite de oliva, una suerte de ícono pop en tierras venezolanas. Cisneros también exhibirá una serie de dibujos creados a partir de tules colgados en la pared, y 2 piezas concebidas como pinturas, hechas con nido de abeja sobre tafetán tornasolado. Hay obras tridimensionales que parten del sistema constructivo de las churuatas. En una de las creaciones el volumen viene dado por la presencia de lentejuelas; y en otra, por los dobleces a los que la artista somete el material. El color es una de las características más atractivas de la obra de Cisneros. Viene dado por los textiles. Me permito jugar con hilos encontrados de dos tonalidades diferentes. La ventaja es que en el país se consigue mucha tela, eso te activa mucho la cabeza. Es un mundo muy amplio y variado que tiene muchas características que como artista puedo aprovechar, desde el sistema de tejido y el hilo que se utiliza hasta las distintas gamas cromáticas. Eso te abre mucho campo para la experimentación.

Ablandando hasta el agua

 Matilde Sánchez, 2013

Ablandando hasta el agua

“Una estructura correcta conducirá inevitablemente a la belleza”
Pier Luigi Nervi
Hablar de la obra de Isabel Cisneros exige acercarnos a cada gesto estructural suyo más allá que como una fórmula matemática intangible que dibuja con resistentes trazos espacios construidos. Se nos plantea aceptar la invitación a palpar a escala particular aquellos entramados esenciales que componen la arquitectura como contenedora de experiencia humana.
Es en estos espacios de sutil corporeidad donde cada elemento, cada hilo convertido en frágil membrana, cada placa transformada en curvatura o en superficie aporticada sostiene y justifica su valor estético y lugar, donde se nos permite apreciar el poder de la verdadera creación en su nivel más íntimo: La intuición.
Isabel nos regala su amistad al presentarnos sus entrelazados y bien estructurados tejidos, sus originales y vaciadas formas semejantes a generosos cobijos, a texturas y tonalidades que parecieran extraídas de la naturaleza o tal vez de cualquier onírica imagen develada de nuestras recónditas memorias. Volúmenes, cilindros, superficies oblicuas, porosidades desnudas, pesos y contrapesos son apenas parte del gran despliegue del diccionario estructural que sin previo aviso nos hace habitantes de esos nuevos micro mundos. Materiales y formas de diversas densidades surgen en instantes con cada gesto nuestro al flexionar la materia creada, aproximándonos hacia sus resguardos repletos de combinaciones armónicas: Isa nos conduce a la gravitación de esa otra piel invisible contenedora de nuestras emociones más sublimes.
Gracias Isa.

A correct structure will inevitably lead to beauty”
Pier Luigi Nervi
Speaking of Isabel Cisneros’ work requieres to approach into each structural; gesture beyond as a mathematical formula that draws intangible spaces built with sturdy strokes. We are faced with accepting the invitation to be probed particularly those at critical lattices that make up the architecture as containg human experience.
It is in these spaces where each element subtle embodiment, each thread become fragile membrane, each surface transfonned into a curvature or vault sustains and justifies its aesthetic value and place, where we can appreciate the true power of creation in its more intimate level: intuition.
lsabel gives us her friendship when she develops their intertwined and well structured fabrics, its original and empty forms like generous shelters, textures and colols that seem drawn from nature or pelhaps any dream unveilled image from our hidden memories. Volumes, cylinders, inclined surfaces, naked porosities, weights and balances are just part of the great display of structural dictionary that make us inhabitants of these new micro worlds without notice. Materials and forms of various densities arise with each gesture by flexing the materials, approaching us to safe places full of harmonic combinations: Isa leads us to an invisible skin, which contains our most sublime emotions.
Thanks Isa.

Ojos para ver

Yolanda Pantin, 2013

Ojos para ver

¿Qué será lo que tanto valoro, lo que me llena de alegría cuando visito a Isabel Cisneros en su taller donde casualmente tienen su oficina los editores de Ratón y Vampiro? Son las pequeñas cosas que se van tejiendo en el arte de encontrar correspondencias.
Isabel mira lo que no vemos. Tiene esa facultad extraordinaria que en lo personal valoro en tiempos de ceguera. Tiene ojos para ver. Me viene a la mente la imagen de Santa Lucía o aquel frasco en el mercado de Mérida que de vez en cuando me golpea con su lleno vítreo para pedirme: Mira.
Sobre la mesa donde Isabel trabaja, entre fotografías personales que la generosa luz ha ido borrando sin pausas y sin prisa, hay un cuadrito que representa las manos de una mujer muy en la estética de los años 50´. ¡Es precioso! Tan pequeña y tan modesta ilustración como de revista primorosamente femenina, ¿de dónde lo habrá sacado? ¿por qué traigo ahora esa imagen cuando intento escribir sobre el arte de esta artista?
Será por las manos de las modistas. Todas las piezas de esta muestra están íntegramente realizadas en tela, las mismas que Isabel encuentra en las tiendas del ramo. Son esculturas que ella ha animado con hilo, aguja y dobleces. Es fantástica la manera cómo Isabel ha ido incorporando nuevos materiales, sacándoles provecho para hacer su obra. En su búsqueda, fue repasando los hornos, los muestrarios de las ferreterías, hasta terminar como la niña que sigue la pista en un cuento, delante de las puertas de una mercería. Todo tan prolijo, tan perfectamente ordenado en sus cajitas.
Adoro esos cuentos donde en el fondo está la madre, ese dar vueltas como en remolinos, en círculos, para llegar al centro buscando lo que se nos ha perdido, como ocurre en esta hilada historia animada en un principio por las obras de María Fernanda Cardozo, y Olga de Amaral.
Todo lo que ahora vemos surgió de la carencia, de lo que se acabó, de lo que ya no viene, y de lo que ahora abunda en el comercio: cerros de telas. Porque Isabel encuentra donde no hay. ¡Qué don el suyo! ¡Y qué fuerza cuando empezó a darle porosidad y flexibilidad a la arcilla para hacerla dúctil como una tela! Es así como se cierra el círculo con los pesados y majestuosos ropajes del Moliere de Ariane Mnouchkine, aquella maravilla, o los paños que minuciosamente doblaba en escena la actriz Nuria Espert en el montaje de Doña Rosita la Soltera que Isabel vio hace siglos en Caracas, o la alfombra roja donde desfila el arte de la alta costura, o atrás, muy lejano, el recuerdo de un closet de lencería.

Eyes to see

What is that I appreciate so much, what fills me with joy when I visit Isabel Cisneros in his workshop? It’s the little things that are woven in the art of matching.
Isabel sees what we don’t see. She has this extraordinary power that I personally appreciate in times of blindness. She has eyes to see. There comes to my mind the image of Santa Lucia, or that bottle Merida market that occasionally hits me with your full vitreous to ask : Look.
On the table where Isabel works, among personal pictures that have been blurred by the generous light without breaks and without hurry, there is a picture that represents the hands of a pretty women in the 50s’ aesthetics. It’s beautiful! So small and so modest magazine illustration, exquisitely feminine, where did he get ? Why bring that image now when I try to write about the art of this artist?
It will be by the hands of the dressmakers. All parts of this show are entirely made in fabric, founded in stores. These are sculptures animated with thread, needle and folds. It’s great the way Isabel has incorporated new materials, taking out to do his work. In her quest, she was going over the furnaces, the hardware samplers, ending as the girl who keeps track on a story in front of the doors of a haberdashery. Everything so neat, so well ordered in their boxes.
I love those stories where in the background is the mother, such as swirls spinning in circles to get to the center looking for what we have lost, as in this animated tale spun at first by the works of Maria Fernanda Cardozo, and Olga de Amaral.
All you now see came from the lack of what became of what no longer is, and what now abounds in trade: hills of fabrics. Because she found where there is nothing. What a gift! And what force when he started to give flexibility and porosity to clay to make it soft like fabric! Thus, the circle is closed, with heavy and majestic robes of Moliere Ariane Mnouchkine, that wonder, or cloths that folded carefully stage actress Nuria Espert in the assembly of Doña Rosita the Single that Isabel saw years ago in Caracas, or the red carpet with the haute couture, or backward, far away, the memory of a linen closet.

ISABEL CISNEROS, ABLANDANDO HASTA EL AGUA

susana Benko, Art Nexus, # 91, Volumen 12, Pags. 114-5, diciembre 2013-febrero 2014

The exhibition entitled Ablandando Hasta el Agua (Softening Even Water) by artist Isabel Cisneros (Caracas, 1962) opened to the public from June 9 to July 7 of this year at the Galería D’Museo in Caracas. It was a remarkable exhibition because of the unusual quality achieved with the fabrics used to render the soft sculptures. Indeed, these pieces are the result of a process of investigation and experimentation with materials that has been pursued by Cisneros throughout her artist trajectory.

A ceramist by trade, her earlier projects consisted on assembling small monochrome clay pieces that, as the units that made the whole, conferred great plasticity to her work. By using these clay pieces or other ones developed later with mundane small objects—like buttons, beads, glass beads, etc.—she is able to obtain similar results: the creation of malleable objects that resemble living organisms of a hybrid nature. By mastering the assembly of a variety of materials that small in size permits Cisneros to create flexible, “modifiable,” pieces that alter the traditional concept of the sculptural “mass.” The forms by Isabel Cisneros are intended to be manipulated by the viewers. The result is a unique and diverse piece that responds to the aesthetic criteria conferred to them by the artist.

Both in her earlier works, and now in her most recent proposals, Cisneros bends and “spins” several elements to create forms. Ultimately, it is about generating volumes with a criterion that follows the processes usually associated with textiles. In earlier projects Cisneros “sewed” the small ceramic pieces with steel or nylon thread to create the organic-like forms that define her style. On this occasion, she works with entire fabrics—a single piece—to establish a relationship between the resulting matter-form with the softening of hard water (desalination or decompensation).

During the process of creating this works Cisneros discovered new formal possibilities offered by the material, as she was able to take advantage of textures, shines, patterns and colors. According to the artist “The more I manipulated these fabrics, the more surprised I became about their thickness, textures and colors. Each fabric could be folded to create density, or spread to underscore its lightness, or be twisted on itself. And those are the backstitches that sew my unstoppable desire to touch fabrics and the incomprehensible geometries that live in my head.” By taking advantage of the fabrics’ colors, patterns, textures, densities, transparencies, shines and opacities, the artist was able to create a variety of forms that stood out because of the particular characteristics that each piece of cloth offered. The creases and the soft forms result from Cisnero’s approach to compose the work as if it were a painting; that is, by maintaining a pictorial approach to the rendering of color and, of course, by sensing volume without the need to sculpt it. Her chosen approach is emotional and sensual, as they ultimately are strongly sensorial pieces that, on the one hand, sharpen the sense of sight—through the shine, textures and colors of the fabric—and, on the other, because they highly corporeal tactile works and, thus, malleable.

But aside from the forms, there is the ludic nature of the work that emerges from an understanding of the material’s attributes. Such understanding is manifested in forms that allude to other realities expressed though the typology of the fabrics and the manner in which the creases are done. This results in pieces like Corroncho (Catfish, 2013), a brownish-gray fish from the family of the ray-finned fish suggested in a brown moiré taffeta fabric; Cocodrilo(Crocodile, 2013) a piece that—created with the same type of fabric but blue instead of brown—appears to be dozing over a surface; Palmeros (2013), in which the “branches” emerge from a handful of zippers sewn with cotton; or Alcantárea (2013), in the assembly of pieces made with 3D mesh—a translucent material used in the fabrication of sport shoes—resulted in a sort bromelia of particular beauty because of its color, Nonetheless, the relationships between these forms and certain elements of nature are not premeditated. The original concept at the beginning of the execution of the pieces is abstract, given that Cisneros has no preconceived images to work with. If the results permit, the material offers a guide to establish associations,

Other referents that appear are those that are already part of the history of art: two assemblies in blue and green Lycra that hang like “dripping bodies” on the wall (Munch, 2013), are reminiscent of the languid and desperate figure from the series The Scream (1893), by Norwegian artist Edvard Munch; or, the integration of white and black tulles in Graffito (Grafito. 2013), creates a chiaroscuro-like effect precisely because of its translucency. These associations are generated by the resulting forms and by the inherent visual attributes of the materials.

Ablandando hasta el agua is, to a certain extent, an interactive experience, not solely because of the mutable nature of the pieces, but also because they trigger the imagination of viewers and new ideas.